Qué sería del coleccionismo sin las variantes. Para una persona cualquiera, de las muchas que aplastan diariamente uno de estos souvenirs como simple recuerdo del lugar que están visitando en ese momento, dos monedas elongadas que representen un mismo objeto o personaje, serán "evidéntemente" iguales y carecerá de interés y lógica tener más de una con el mismo motivo, pero para muchos coleccionistas, entre los que me incluyo, cualquier detalle que distinga una de otra será digno de interés.
Y ni mucho menos es un interés vago, es algo buscado con ansia y coleccionado de forma especial. Cuando cae en nuestras manos una pieza que a priori es igual que otra, las comparamos con especial atención, buscando cualquier pequeña diferencia que pueda convertirla en una nueva y apreciada pieza para nuestra colección. Hay ocasiones en que estos detalles pasan desapercibidos durante tiempo, hasta que algún ojo perspicaz observa la diferencia, otras veces la diferencia entre ambas es lo suficientemente evidente como para saltar a primera vista, pero en cualquier caso, lo bonito es descubrir esa variante.
Como si del típico juego de "encuentra las diferencias" se tratara, la próxima vez que tengas en tus manos una moneda elongada que supuestamente es igual a otra, compáralas con detalle, obsérvalas bien, repasa todo su diseño, comprueba si cambia el tipo de letra, si todas sus leyendas son iguales, si el tamaño del diseño es idéntico, si tiene algún tipo de orla cuenta hasta el número de puntos que la forman, observa si todas sus líneas confluyen por igual con otros detalles del dibujo, en cualquier parte de la pieza, incluso en un reverso, puede encontrarse la diferencia que convierta tu nueva elongada en una variante de la anterior y por ello, en un nuevo e interesante aporte para tu colección. Seguimos #elongando.
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